Me ha dado mucho gusto ver, por mi profesión y dedicación, el número de perros, aunque muy pequeño o no muy notable todavía, acompañados por sus dueños, paseando y olisqueando por nuestra zona urbana, con personas de mayor o menor edad. Algo que es muy alentador para mi y para todos aquellos que amamos a los perros es que el civismo que pude observar en muchos de los propietarios es realmente de mención.A los encuentros entre dueños y canes y pláticas que se entablan con estos últimos de manera gestual, se unieron una serie de actitudes que denotaban la mayor madurez adquirida por parte de los propietarios de los perros.Vi como un perro tiraba más de la cuenta y su dueño le hacía retroceder avisándole que debería seguir su paso.También vi como se recogían las heces en bolsas de plástico y luego las tiraban a los contenedores de basura.Otros paseantes, sin perros pero con niños, notaban ese gesto y de la mejor manera dedicaban tiempo para explicarles a sus pequeños que es lo que hacia aquella gente con la bolsa de plástico.. Fue una lección impartida a todos, a los pequeños y a los no tan pequeños.Comportamientos de este tipo ayudan a conseguir una mejor química entre los poseedores y los no poseedores de perros, incluso entre los amantes de éstos y sus detractores, que también los hay.Los que tenemos perro y nos comportamos de forma cívica, no tenemos porque escondernos, ni estar justificando cada movimiento y cada acción que realiza nuestro compañero. Debemos mostrar sin esfuerzo alguno lo normal que supone el hecho de ser propietario responsable de un can.Si este ejemplo dado por estas personas se multiplica todos llevaremos las de ganar.
Vicente Vázquez Vázquez